domingo, 27 de octubre de 2013
Todas las vidas de María
martes, 10 de septiembre de 2013
Escribir (sin adjetivos)
jueves, 29 de agosto de 2013
Apariencias
Una casa de fines de 1800 convertida en local de venta de Pedigree y, hermoseo mediante, en una construcción amarilla y azul: eso es la foto. Una casa con ventanas de dos hojas y puerta de madera de, podría suponerse, cualquier localidad provinciana: chata, siestera, apacible. Uno de esos sitios donde los viejos se sientan a la puerta y se abrochan las botamangas cuando van en bicicleta, viejos como salidos de los tiempos de la casa, pero no. Aunque reciente, la imagen no es, en rigor, representativa de la ciudad a la que pertenece. Pudo haber sido, sí, cuando la ciudad, Zárate, era otra: una calle principal, algunos comercios, todas caras conocidas. Cuando abrir ventanas era una práctica cotidiana para hacer sociales y de paso ventilar. Cuando el miedo no era más que eso: algo en lo que nadie pensaba. Hoy, en cambio, casi todos piensan. En lo que va del año, los zarateños organizaron cincuenta y ocho marchas en protesta contra el delito. Hay homicidios, asaltos, violaciones: un panorama que no es el de la foto. Una foto así desconcierta. Es apócrifa, una versión recortada, como toda fotografía al fin, de una ciudad, al parecer, anterior: chata, siestera, apacible.
(texto escrito en el marco del taller de Crónica Periodística coordinado por Josefina Licitra para la revista Orsai)