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Fuente: AFP |
“Mi
primer encuentro con Federico fue para hacer La dolce vita —confesó Marcello Mastroianni, en su libro Sí, ya me acuerdo—. Tuvo lugar en
Fregene, donde él tenía una villa. Naturalmente, yo estaba muy excitado. Y
Fellini, con aquel aire de encantador de serpientes, aquella vocecilla que
sonada como una flauta mágica, exclamó de inmediato: ‘Ooooh, mi querido
Marcellino, me alegro mucho de verte. Tengo un proyecto para rodar una
película; el productor es Dino De Laurentiis. De Laurentiis quiere a Paul
Newman para el papel de protagonista. Paul Newman es un gran actor, una
estrella, desde luego, pero es demasiado importante. A mí me sirve una cara
cualquiera’”.
Ante semejante manifestación de honestidad, Mastroianni, como todo el mundo sabe, no se ofendió.
“Para
Fellini hacer cine era realmente un juego —diría Marcello después—, una fiesta,
una fiesta continua”.
(mi homenaje a Fellini, en La Nación Revista)